La llegada de las vacaciones debería ser sinónimo de descanso y disfrute, pero en familias con padres separados o divorciados, puede convertirse en un foco de conflicto.
👉 ¿Quién se queda con los niños en Navidad?
👉 ¿Cómo se reparten las semanas de verano?
👉 ¿Qué pasa si el convenio regulador no es claro?
En este artículo te damos las claves para organizar los periodos vacacionales de forma justa, clara y pensando siempre en lo más importante: el bienestar de los hijos.
1️⃣ El punto de partida: el calendario escolar
Las vacaciones se determinan siempre en función del calendario escolar de los menores.
Normalmente, se dividen en tres grandes bloques:
🎄 Navidad
✝️ Semana Santa
🌴 Verano
Cada familia puede tener particularidades, pero la resolución judicial (sentencia o convenio regulador) debe recoger cómo se reparten estos periodos.
2️⃣ ¿Cómo se suelen dividir las vacaciones?
Lo más habitual es un reparto equitativo entre los progenitores:
Verano: quincenas alternas (ej. uno la primera de julio, otro la segunda, y se alterna cada año).
Navidad: mitad y mitad. Ejemplo: un progenitor desde el final de clases hasta el 30 de diciembre, y el otro desde el 30 de diciembre hasta la vuelta al colegio.
Semana Santa: también por mitades. Ejemplo frecuente:
Primer periodo: desde el inicio de vacaciones hasta el Miércoles Santo a las 20:30.
Segundo periodo: desde el Miércoles Santo a las 20:31 hasta el regreso a clases.
📌 Este sistema busca que los niños disfruten de tiempo con ambos progenitores y puedan planificar con antelación.
3️⃣ Qué debe incluir el convenio regulador
Para evitar malentendidos, es clave que el convenio o sentencia establezca con detalle:
📅 Fechas exactas de inicio y fin.
🔄 Criterios de elección (ej. un progenitor elige primero en años pares y el otro en impares).
⏱️ Plazos de preaviso para comunicar elecciones.
🚗 Modalidades de entrega y recogida.
📞 Régimen de comunicación con el progenitor no custodio durante vacaciones.
Cuanto más claro esté, menos conflictos futuros habrá.
4️⃣ Flexibilidad y acuerdos mutuos
Aunque el convenio sea la guía, la vida real exige flexibilidad.
Un viaje, un evento familiar o una necesidad puntual pueden requerir ajustes. Aquí entran en juego el diálogo y el respeto mutuo.
Al final, los acuerdos que se logran pensando en los hijos son siempre los más beneficiosos.
5️⃣ La edad de los hijos también importa
👶 Niños pequeños: no conviene que pasen largos periodos sin ver al otro progenitor.
🧑🎓 Adolescentes: pueden expresar sus preferencias, que deben ser tenidas en cuenta para favorecer su bienestar emocional.
Adaptar los periodos a cada etapa vital de los hijos es clave para que vivan las vacaciones con ilusión y no como un motivo de tensión.
✨ Conclusión
El reparto de las vacaciones en padres separados no debería ser una batalla, sino una oportunidad para que los hijos disfruten de tiempo de calidad con ambos progenitores.
Una buena regulación en el convenio, acompañada de diálogo y flexibilidad, reduce conflictos y garantiza la estabilidad de los menores.